En los primeros días del mes de mayo fuimos con mi familia a desayunar para aprovechar el descanso que teníamos por el día del trabajo acá en Guatemala. Decidimos ir a un lugar que yo había visitado anteriormente donde tienen unas opciones muy deliciosas en el menú, además es un lugar que está cerca de casa y eso nos facilitaría el traslado.
Llegamos y nos ubicaron en una mesa, y justo en la mesa de al lado estaba nuestro Pastor con su esposa y la familia de uno de sus hijos, fuimos a saludar y luego nos sentamos en nuestras respectivas mesas para seguir con nuestro tiempo de desayuno en familia.
Vimos el menú y escogimos lo que queríamos comer y mientras esperábamos que lo prepararan nos pusimos a hablar y recordar historias y anécdotas divertidas, la pasamos bien, siempre nos gusta hablar.
Cuando terminamos de comer nuestros deliciosos y sagrados alimentos nos empezamos a preparar para salir así que pedí la cuenta, el mesero se acerca y me dice: “Su cuenta ya fue pagada”, mi primer reacción fue preguntar ¿Está seguro? A lo que el mesero volvió a responder: “Su cuenta ya fue pagada”. Tenía la duda de quién la había pagado así que le pregunté al mesero y me dijo que la familia al lado nuestro había pagado la cuenta por nosotros.
Fue una agradable sorpresa que ellos pagaran por nuestra cuenta, pero más que una sorpresa para nosotros fue una bendición de Dios. Terminamos de prepararnos para salir y cuando nos levantamos fuimos a agradecer por la bendición recibida, después de hablar por unos instantes nos despedimos y regresamos a casa.
Esto me hizo recordar que no es la primera vez que alguien paga algo en mi lugar.
A través del sacrificio de Jesús en la cruz el pagó mi deuda para que yo pudiera tener Vida Eterna. “Porque Dios los libró de ese modo de vida, que es poco provechoso, y que ustedes aprendieron de sus antepasados. Y bien saben ustedes que, para liberarlos, Dios no pagó con oro y plata, que son cosas que no duran; al contrario, pagó con la sangre preciosa de Cristo. Cuando Cristo murió en la cruz, fue ofrecido como sacrificio, como un cordero sin ningún defecto.” 1 Pedro 1:18-19 TLA
Así como nosotros en nuestro desayuno no hicimos nada para merecer o recibir la bendición de que nuestra cuenta ya estaba pagada, de la misma manera yo no hice nada para merecer el favor y perdón de Dios, pero su Misericordia, Gracia y bondad me hicieron beneficiario del sacrificio de Jesús quien pagó mi cuenta, pago todas mis deudas para que yo pueda disfrutar de la Vida Eterna y de Salvación. “Pero Dios, por su gran amor, gratuitamente nos declara inocentes, porque Jesucristo pagó todas nuestras deudas.” Romanos 3:24 NBV
Esta experiencia me hizo recordar que alguien más tomó mi lugar y se sacrificó por mí, no lo esperaba, no lo merecía, pero Jesús decidió pagar en mi lugar para que yo pudiera ser salvo y tener vida eterna, me dio la oportunidad de ser libre de mis pecados al reconocer a Jesús como mi Salvador. “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8 NVI
Alguien ya pagó su cuenta, alguien ya tomó su lugar no tiene por qué seguir sufriendo, Jesús le ama y quiere vivir en la Eternidad con usted, ¿Quiere recibir esta bendición?
Haga esta oración conmigo: “Señor Jesús reconozco que soy un pecador y que necesito de tu perdón, te recibo como ni único y suficiente Salvador, entra a mi corazón límpialo y hazme una persona nueva, gracias por tu sacrificio en la cruz por mí y por pagar mi deuda”
Si usted ya recibió a Jesús como su Salvador este es un buen momento para agradecerle por pagar nuestra deuda y comprometernos con Él a que viviremos como hijos de Dios dándole honra en todo lo que hagamos y digamos, mostrando con nuestros actos el amor de Dios a otros.
“Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho.” 1Pedro 2:9 TLA
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