miércoles, 15 de marzo de 2023

La Cueva

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La mamá se voltea y le dice a la familia: “corran, corran, tenemos que volver a la cueva, no se separen, tómense de la mano” estaba tan concentrada viendo que los niños y la abuela obedecieran que no se había dado cuenta que su esposo seguía en el mismo lugar, alarmada le dice: “que te sucede si nos quedamos aquí moriremos”; el esposo seguía de pie, viendo hacia el frente, justo donde el camino se había derrumbado y se veía todo cubierto de polvo, se quedó allí porque vio en medio del polvo y los escombros un pequeño rayo de luz.  

Levantó su mano hacia el cielo y la luz tocó su mano, animado voltea hacia donde estaba su familia y les dice: “no más oscuridad, ni escondites, no más cuevas. De qué nos sirve todo este esfuerzo si no es para ir tras la luz. Yo no puedo cambiar, no tengo ideas, pero tengo músculos y eso es lo que necesitan ahora”. 

La mamá entiende lo que su esposo está diciendo y su reacción natural es responder: “no!, no!, no sabemos lo que hay del otro lado es muy arriesgado”, a lo que su esposo responde con amor: “es una salida”.

Se prepara para lanzar con toda su fuerza a cada uno de los miembros de su familia sobre ese barranco para que puedan llegar al otro lado, su hijo le pregunta “¿no vas a venir, o si?” Y con amor y paz en su voz el padre le responde: “si tu vives yo también lo haré”, ya había lanzado a casi toda su familia al otro lado para salvarlos, faltaba su hija, (aquí hay otra escena que nos deja una lección de la que hablaremos otro día), pero hoy terminaremos de aprender la lección que nos deja esta decisión tan fuerte que tomó el padre al salvar a su familia y no volver a la cueva.

El padre durante todo el tiempo le recordaba a su familia que para sobrevivir cada día debían regresar a la cueva, esa era la zona segura para que su familia estuviera bien, eso significaba no correr riesgos, jugar a lo seguro, pero eso mantendría a la familia a salvo.  El padre no veía el cambio o el riesgo como algo bueno, era peligroso y podría significar el fin de toda la familia.

Pero ahora el padre tenía una opinión distinta, después de haber pasado muchos días fuera de la cueva porque se había destruido, busco proteger a su familia para que nada los dañará y en ese afán aprendió que los cambios pueden ser buenos y que hay muchas cosas fuera de la cueva que podían aprender y que les serviría para la vida, para seguir avanzando hacia esa luz que se veía detrás del polvo y las ruinas, porque había una esperanza.

Muchas veces nosotros actuamos como el padre de esta historia, queremos jugar a lo seguro, no queremos arriesgarnos, no nos gusta el cambio, preferimos estar en la cueva.  ¿Cuál es tu cueva? ¿Qué es lo que te retiene? ¿Por qué no sigues la luz? En ocasiones debemos tomar decisiones fuertes como lo hizo el padre de nuestra historia, debemos dar el siguiente paso, debemos saltar, debemos arriesgarnos, debemos ir tras la luz.

“El hombre propone y Dios dispone. Todo el mundo cree hacer lo mejor, pero Dios juzga las intenciones. Deja en manos de Dios todo lo que haces, y tus proyectos se harán realidad.”

‭‭Proverbios‬ ‭16‬:‭1‬-‭3‬ ‭TLA‬‬

No tenemos porque seguir en la cueva, podemos salir y emprender, confiando en que Dios nos permitirá hacer realidad todos nuestros proyectos si ponemos todo lo que hacemos en sus manos.  Quizás sea difícil cambiar, pero que es lo que tienes ahora que te puede servir para empezar, ponlo en las manos de Dios y él hará su obra en tu vida y a través de tu vida. Pídele a Dios que te muestre cual es la salida a la situación en la que te encuentras. Jesús es la luz que puedes seguir y quien te da esperanza.

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